Norma que debiera ser de obligado cumplimiento

Norma que debiera ser de obligado cumplimiento para todos
Para facilitar la organización de vehículos y saber a quienes hay que esperar en Mompía o en cualquier otro lugar de reunión de salida, se ruega muy encarecidamente enviar un mensaje bien al móvil, o bien al correo electrónico de Alberto o quien dirija la salida, indicando quiénes van a ir a la marcha, lo más tarde el viernes al mediodía, si es posible.

martes, 6 de febrero de 2018

Nocturna de Proaño al Pico Liguardi

El pasado martes día 30 de Enero, saldamos una deuda que teníamos pendiente hace ya mucho tiempo, con una actividad largamente reclamada por algunos, pero que por unas causas o por otras, no se terminaba de concretar y de llevar a efecto. Se trataba de realizar una marcha nocturna, para lo cual se tienen que dar una serie de condiciones que consisten, en primer lugar, que este una noche despejada, en segundo lugar, que la montaña se encuentre con un mínimo de nieve, y en tercer lugar, que haya luna llena, o que sea un día muy próximo a la luna llena, para que la diosa Selene proporcione suficiente luminosidad para poder ver donde se ponen los pies al caminar. El miércoles día 31 de Enero era la luna llena, pero como para este día pronosticaban que podía estar algo nuboso por la tarde, lo adelantamos al día anterior, martes 30.
Al ser día de labor, y haber gente que tiene que trabajar, pensé en una marcha sencilla que nos permitiese regresar a casa a una hora prudencial. Este era el plan, salida de Santander a las seis de la tarde, llegada a Proaño hacia las siete, inicio de la ascensión hacia las siete y cuarto, ya de noche y con luna. Llegada a la cumbre del Liguardi hacia las diez y media, foto de cumbre y regreso de nuevo a Proaño hacia la una de la mañana, con lo cual, para las dos o dos y media como muy tarde, poder estar de nuevo en casita y meternos a la cama.

Al final se apunto mas gente de la prevista, Justo, Rafa, Victor, Jose, West, Juan Carlos, Sonia y un servidor, mas la parejita de cuatro patas Keko y Pepa.

La foto de salida tomada delante de la Torre de Proaño en donde dejamos los coches, trescientos metros antes de las primeras casas del pueblo.

La primera sorpresa desagradable que nos llevamos fue que nos encontramos con bastante menos nieve de la esperada, que enseguida fue compensada con la claridad de la noche y el espectáculo que nos ofrecían las luces de los pueblos, desde los que se encuentran a la orilla del pantano, pasando por Reinosa, hasta los últimos  que uno se encuentra cuando asciende hacia la estación de Alto Campoo.

Atravesamos el bonito robledal que compone el Monte de Proaño con la nieve en muy buenas condiciones, ya que no fue necesario utilizar las raquetas para caminar por el.

A la salida del monte hicimos una parada para cenar un poco y sobre todo, calentar los estómagos con las bebidas calientes que ha traído el personal. La temperatura muy agradable para caminar, aunque en cuanto se paraba uno, había que abrigarse bien.

Tras dejar atrás el Monte de Proaño, se acomete la larga arista que tras superar quinientos metros y pasando por el Cueto Ropero, lleva a la cumbre del Liguardi.

Por aquí la nieve nos la encontramos bastante dura, por lo que algunos optamos por ponernos los crampones. Al fondo se ven las luces de los pueblos y de Reinosa.
Justo, muy bien pertrechado para afrontar la ascensión.



Lo mismo que Jose, que aquí esta atravesando un tramo donde no había nada de nieve.

Entre el Cueto Ropero y el Liguardi, como es una zona muy venteada, se encontraba casi totalmente limpia de nieve, lo que quitaba un poco de encanto a la ascensión.
Cerca de las once llegamos a la cumbre del Liguardi, a 1.969 m.


Como hoy no se puede fotografiar las vistas, nos fotografiamos nosotros.






Las luces de Reinosa. Desde la cumbre del Liguardi se divisa gran parte de la costa de Cantabria, pero en esta ocasión al estar tapada por una baja capa de niebla, las luces de las ciudades, incluida Santander, solo se intuía por debajo de las nubes. 

Estan son las luces del poblado de Braña Vieja.

El personal enseguida comenzó a sentir el frío, por lo que iniciamos el descenso a todo trapo. 


Entrando en el Monte de Proaño.

Sin mas novedad, a eso de la una y media llegamos de nuevo a Proaño.

Caminar por la montaña con la luz de la luna llena y con nieve, resulta todo un espectáculo para los sentidos, que merece mucho la pena vivir aunque solo sea una vez al año y aunque haya que pasar algo de frío. Los que participamos en esta ocasión, quedamos con ganas de repetir, y como en el mes de Marzo hay dos días de luna llena, y caen el uno en viernes y el otro en sábado, si se dan las tres condiciones básicas para realizar esta actividad, pues muy probablemente repitamos, y por supuestos, estáis todos invitados a la "fiesta".
 En esta ocasión vídeo no hay, como es obvio. ¡SALUDOTES!

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