Norma que debiera ser de obligado cumplimiento

Norma que debiera ser de obligado cumplimiento para todos
Para facilitar la organización de vehículos y saber a quienes hay que esperar en Mompía o en cualquier otro lugar de reunión de salida, se ruega muy encarecidamente enviar un mensaje bien al móvil, o bien al correo electrónico de Alberto o quien dirija la salida, indicando quiénes van a ir a la marcha, lo más tarde el viernes al mediodía, si es posible.

sábado, 28 de julio de 2012

Vivaqueando por el Samelar

Han pasado casi seis años desde que hice la última "escapada" de fin de semana en solitario, de esas que antaño realizaba de vez en cuando y que solían terminar con un buen vivac por las "·alturas", y que últimamente, con el calendario mas apretado debido a las actividades del grupo, no saco fechas para poder disfrutar con tranquilidad y serenidad de la montaña y "empaparme" bien de esa naturaleza que tanta paz me trasmite.....¡cuando no hay interferencias alrededor!.
 El sábado pasado no hemos salido de marcha y para este próximo tampoco hay previsto nada, pues la marcha del calendario la tenemos para el día 28. Miro las previsiones del tiempo y para el viernes 20 dan nuboso con alguna lluvia débil, el sábado 21, algo nuboso sin lluvias, y el domingo 22 ya dan buen tiempo.
 No lo pienso más, este fin de semana me escapo yo solo. Solo me falta "diseñar" el itinerario. Como me acercaré hacia Picos en el autobús de Potes, me condiciona a la hora de elegir ruta, y tengo que buscar algo que me quede cerca de alguna parada del autobús.
 Y este es el resultado, salida de Santander el viernes a las cinco de la tarde en el autobús de Potes, llegada a la Hermida hacia las siete de la tarde. Me pondré en marcha cogiendo el sendero que asciende desde el mismo pueblo hacia el collado de Osina, recorreré toda la Sierra de Bejes hasta llegar cerca del collado de Hoja, lugar en donde mi camino desemboca en la larga pista de hormigon que asciende desde el pueblo de Bejes. Unos metros antes de llegar a dicho collado existe una fuente que me facilitará agua para cenar el viernes y desayunar el sábado, por lo que aprovechare para vivaquear por la zona.
El sábado subiré hacia las cabañas del Horno del Dobrillo atajando para no tragarme toda la pista, y desde ellas afrontare toda la crestería que asciende hasta el alto de las Verdianas pasando por el collado de Mieses de Abajo, Los Columbres, collado de Mieses de Arriba y las Becerreras. Ya desde el alto de las Verdianas, solo me quedaría descender hacia la Héndida y superar los 300 últimos metros hasta llegar al Samelar donde ya me quedaría para pasar la noche en su cumbre. El domingo la idea es descender por la Héndida hasta el collado de la Llaguna, continuar hacia el Pico del Acero, Puertos de Pelea, salir por encima del barrio la Quintana de Bejes y descender hasta la Hermida por el antiguo camino que en su parte final lo recorren los que desciende de la ferrata de la Hermida.
Pero una cosa es el "proyecto" y otra los resultados.
El viaje en el autobús de Potes me trae las vivencias de los viajes de antaño, cuando desde Santander se tardaba más de dos horas en llegar. A la entrada del desfiladero veo con preocupación como las nubes cubren la parte alta de las montañas e incluso caen algunas gotas de lluvia. Estas, a medida que nos introducimos en el desfiladero desaparecen, y deseo que cuando me introduzca en la montaña se quede solo en algo de niebla.
La Hermida con las nubes por encima del desfiladero

La temperatura es muy buena para andar y voy ganando altura casi sin darme cuenta. Antes de las ocho llego al collado de Osina donde descubro que a partir de aquí, toda la Sierra de Bejes se encuentra tapada por la niebla, y una fina lluvia me va a acompañar de ahora en adelante. Voy prestando atención para no perder el sendero que va recorriendo unos preciosos parajes, pero que hoy con la niebla no puedo disfrutar a gusto.
¿Donde duermo esta noche con esta lluvia, que aunque fina, al final te va calando?. Está claro que tengo que buscarme algún cobijo donde esté a cubierto. Algunas de las cabañas por las que voy pasando en mi recorrido, tienen en su parte baja una cuadra a la que se puede acceder, pero quiero continuar subiendo para acercarme más al sitio donde está la fuente y donde tenia pensado dormir a la intemperie.
Un poco antes de las nueve llego a la fuente, y con gran sorpresa veo que el caño que tenia antaño y de donde manaba el agua ha desaparecido -¿será posible?-. Miro por detrás del pilón y oigo correr agua, pero no la veo. Entonces descubro una arqueta con una tapa de hierro, la cual, levantándola, da acceso a un caño del que mana un hermoso chorro de agua -¡ufff menos mal, que alivio!-
Lleno las botellas de agua y retrocedo por el camino unos quinientos metros, hasta llegar a una cabaña que dejé antes atrás y donde me meteré a pasar la noche, pues hay momentos en que el agua que suelta la niebla es bastante intensa.
Solo me queda acondicionar un poco el "dormitorio" (encontré herramientas para ello) cenar, y meterme en el saco. Esperemos que no haya por aquí algún regimiento de pulgas que me ataque durante la noche.

El dormitorio de esta noche por dentro. Por lo menos he dormido "sequito" y sin el ataque de ningún bicho raro.
Recojo todos los bártulos, preparo la mochila y unos minutos antes de las nueve me pongo en marcha.
El "chalet de la sierra" que me ha dado cobijo esta noche.

Hoy el día está mejor que el de ayer, pero aún quedan nubes que tapan las cumbres, aunque por lo menos no llueve y el sol se quiere asomar tímidamente entre ellas. Paso el collado de Hoja, por encima del pueblo de Bejes y llegando a las cabañas del Horno del Dobrillo me vuelvo a encontrar metido entre la niebla. Así no puedo aventurarme a ascender por la crestería y no me queda más remedio que "tragarme" toda la pista hasta Andara
La pista se hace "eterna" aunque en los sitios en que es factible, "atajo" y recorto algo el recorrido. Antes de la una estoy ya al pie del Macondiu. Tímidamente la niebla se va rompiendo y deja que el sol comience a calentarme un poco. Dejo la pista y me introduzco en un hoyo al pie mismo del Macodiu. Como aún es pronto me paro a descansar, vacío la mochila y pongo el saco al sol para que se vaya la humedad de esta mañana y esté en perfectas condiciones para el "fuerte" vivac que le aguarda esta noche. 
Aprovecho para planificar la tarde. Como voy muy bien de fuerzas y de hora, me planteo para después de que pique un poco y vuelva ha rehacer mi mochila, hacer cumbre en el Macondiu para después, con mucha tranquilidad, descender hacia la vega de Andara, acercarme a la fuente de la Escalera, que se encuentra al final de la vega, al inicio de la subida hacia el collado de San Carlos. Allí descansare un rato y aprovechando  el agua de la fuente me preparare una buena sopa de pollo con fideos para recuperar sales y líquidos, después de lo cual aún tendré tiempo para hacer cumbre en el Pico San Carlos o S. Corazón. A continuación descenderé de nuevo al collado S. Carlos y ascenderé al Samelar para disfrutar, espero, de una espectacular puesta de sol y a continuación contemplar la maravilla del cielo estrellado desde el calorcito de mi saco de plumas. Cuando estoy en estas vicisitudes, por la pista que se encuentra unos metros por encima mio, veo de vez en cuando caminantes que descienden después de haber hecho cumbre, me supongo. Me fijo en uno que baja precedido por tres chavales y por la silueta me recuerda a Jelu, ¡ese sombrero, ese palo! pero Jelu con unos chavales, no puede ser, me digo. Enseguida desaparecen de mi vista y no le doy más importancia. Cundo vuelvo a casa y entro en la página del grupo veo con gran sorpresa que efectivamente, era Jelu que descendía del S. Carlos  con un sobrino y dos nietos. Que pena que estuvimos bien cerca y no nos encontramos.
Yo, a seguir con lo mio. Lo primero, subir a la primera cumbre de la tarde, al Macondiu.
El Samelar, mi destino final, aún asediado por alguna nube que se resiste a desaparecer.
Me fotografío con el disparador automático para que quede constancia de que hago cumbre con la casa a cuestas, ¡no como otros, que la dejan abajo!

También fotografío a un grupo de scouts de Madrid que según me contaron más tarde estaban haciendo una travesía de varios días por Picos.
Desde la cumbre del Macondiu disfruto de un magnífico mar de nubes hacia la costa. Esto si que es disfrutar de una cumbre, sin prisas y sin agobios de reloj para bajar.
Después de un buen rato de disfrutar, desciendo hacia Andara y me acerco a la fuente de la Escalera según el plan trazado, donde a las cinco de la tarde me preparo un buen cazo de sopita caliente que me da fuerzas para afrontar el resto de tarea que tengo programada para esta tarde.
Cuando inicio la subida hacia el collado S. Carlos fotografío el vivac que hay junto a la fuente y que hoy ocupan los scouts. La noche del 15 de agosto hará justo 20 años que lo ocupaba yo junto a mis amigos Fernando (muerto al año siguiente en los acantilados del faro de Santander) y Mariano y donde a las 12 de la noche me dio un cólico nefrítico teniendo que subir a rescatarme en todo terreno el GREIM de Potes. Eran mis inicios en la montaña y unos de mis primeros vivacs. ¡Que tiempos aquellos, y cuanto tiempo ha pasado ya!
El Macondiu del que acabo de descender está precioso.

Acometo la subida al S. Carlos y tengo esta vista hacia la canal del mismo nombre.
El Pico Jonfria y los pueblos de Liebana.

A las siete menos cuarto llego a la cumbre. Al fondo se ve parte de Potes
El Samelar, Las Verdianas y a su derecha el collado de la Llaguna
El pueblo de Argüebanes a golpe de zoom.
Juego de luces y sombras con las agujas que hay entre la canal de Arredondas y la de Lechugales
Y la foto de cumbre, segundo dosmil del día.
El mar de nubes que se estrella contra la Ventosa y el cordal por donde descenderé mañana hacia Bejes.
Desciendo del S. Carlos  y enseguida llego al Samelar. Estos pájaros me reciben cerca de la cumbre.
Y esta es la vista que tengo hacia la costa
Esta hacia el Oeste con el macizo central al fondo.
 Y la foto de cumbre del tercer dosmil del día.
Así de espectacular estaba la Ventosa.
El Cueto de la Cerralosa como la chepa de un dragón sobresaliendo del mar nubes.
¿Existe mayor espectáculo en el mundo? ¡y totalmente gratuito!


el collado y el Pico S. Carlos reciben los últimos rayos de sol de la tarde.
En primer término Peña Labra que visitamos hace poco tiempo, y al fondo el Tres Mares, Cuchillón y el Valdecebollas.
La máquina de fotos hecha humo. A la izquierda de esta se ven las agujas de Bustamante y de la Canalona y a su derecha los picos de Santa Ana y las tres cumbre de Tiro Navarro.
Mi "dormitorio" para esta noche ya está preparado, con el Curavacas y toda la cordillera al fondo. Un viento bastante fuerte, constante y frío sopla en el Samelar y me tengo que abrigar a conciencia antes de meterme en el saco.
¡Sin palabras!
La niebla juega con el cordal de Peña Sagra
¡BUSCAD LA BELLEZA, ES LA ÚNICA PROTESTA QUE MERECE LA PENA EN ESTE ASQUEROSO MUNDO!
Los cuernos de la luna por encima de los Albos ¡está en luna CRECIENTE! cuando se la ve al atardecer está siempre en creciente y tiene forma de D.
Antes de ponerse el sol me meto en el saco en busca de un poco de calor, ya que el viento me ha dejado un poco helado. Cierro la funda vivac y el saco y con el calorcillo enseguida me quedo dormido. Al cabo de un rato me despierto. Ya es de noche total. Abro un poco el saco, asomo la cabeza, y el espectáculo es grandioso. Hacia la costa el mar de nubes está deshaciéndose y en la lejanía las luces de Santander y alrededores iluminan el horizonte formando una imagen irreal. Saco la máquina de fotos y el trípode y consigo sacar esta foto donde, si os fijáis, han salido también las estrellas por encima de las luces. Hacia Líebana también veo las luces de los diminutos pueblos diseminados por todo el valle.
Hacia el norte y justo encima de la cumbre del Samelar están la estrellas que componen la constelación de la Osa Mayor o Carro que se aprecia perfectamente en la foto, y que tras muchos intentos, consigo captar con bastante nitidez. Al tener que realizar toda esta actividad con los brazos fuera del saco, el viento que sigue soplando igual de fuerte y helador me ha dejado los brazos y las manos casi insensibles y me tengo que meter rápidamente en el para recuperarme. El rugir del viento es constante y durante bastante tiempo no me deja conciliar el sueño, pero al final me duermo como un bendito y cuando me despierto hace ya unos minutos que ha salido el sol, ofreciéndome otro precioso espectáculo matutino. 
Ahora el mar de nubes está sobre Liebana.
Mi vivac con el central al fondo, recibiendo las primeras luces de la mañana.
La vista hacia el Este. Al fondo del todo, un poco a la derecha, se ve el Castro Valnera.
El Cuernon de Peña Sagra  y las cumbres del Alto Campoo.
Hacia la canal de San Carlos.
No soy el único que ha vivaqueado cerca de la cumbre. Este rebaño de ovejas también lo han hecho, y un poco después que yo, se ponen en marcha, guiadas magistralmente por los mastines que las cuidan.
Preciosa la vista hacia Tresviso.
Desayuno, recojo mi campamento y unos minutos antes de las diez comienzo el largo descenso hacia la Hermida, disfrutando al fin, de un buen día de sol.
En el recorrido hacia las Verdianas disfruto de unas magníficas vistas hacia Liébana.
La Majada de Trulledes, al final de la canal de S. Carlos.
El Coriscao y por detrás el Vallines, que visitamos hace poco tiempo.
Alto de las Verdianas, 2.024 metros

El descenso lo realizo por donde tenia proyectado ascender ayer y que la niebla no me permitió hacerlo. Por debajo de la Paré Corvera se ven los Puertos por donde tenia pensado descender hoy.
Desde el Alto de las Verdianas desciendo toda la crestería hasta las cabañas del Horno del Dobrillo disfrutando de unas magníficas vistas, como esta del pueblo de Tresviso.
Y esta de toda la Sierra de Bejes por la que subí el viernes y por la que también descenderé hoy.
¿Todos conocéis este barrio, no?

Ahora sin niebla y con un buen sol, recorrer la Sierra de Bejes es un auténtico placer. Aquí vemos el Cuetodave.
La carretera que lleva hasta Bejes.
En el collado de Osina tenemos una buena perspectiva de la subida a Treviso. A la derecha de la foto se ve la cueva y la subida del Tombu Roblu que realizamos hace unos años ¿os acordáis? 
Unas bonitas flores en el collado de Osina.
Una ardilla me saluda un poco antes de llegar a la Hermida, a donde llego sin novedad con media hora de adelanto para coger el autobús de Potes, por lo que me da tiempo para tomarme una refrescante caña de cerveza. Y esto fue todo.
Quiero dedicar esta estupenda actividad a nuestra inolvidable Maruja. La gran mayoría de los senderos y de las cumbres que he pisado, las recorrimos en su día contigo, y siempre que las volvamos a recorrer, estarás también con nosotros.
Y ya sabéis ¡BUSCAD LA BELLEZA, ES LA ÚNICA PROTESTA QUE MERECE LA PENA EN ESTE ASQUEROSO MUNDO!