Norma que debiera ser de obligado cumplimiento

Norma que debiera ser de obligado cumplimiento para todos
Para facilitar la organización de vehículos y saber a quienes hay que esperar en Mompía o en cualquier otro lugar de reunión de salida, se ruega muy encarecidamente enviar un mensaje bien al móvil, o bien al correo electrónico de Alberto o quien dirija la salida, indicando quiénes van a ir a la marcha, lo más tarde el viernes al mediodía, si es posible.

martes, 15 de mayo de 2012

EN EL RECUERDO DE MARUJA


PANEGÍRICO



Hace cuatro días despedimos a nuestra amiga. Hoy hace cuatro días que se la apagó la vida, se extinguió la llama de su vida. Hoy hace cuatro días se recostó su maltrecho cuerpo para el sueño eterno.

Al despedirla nos recorría un hondo escalofrío por el cuerpo, que no asimilábamos su marcha, no admitíamos su separación de nosotros. No podíamos, y no queríamos su exclusión de nuestro entorno. No podíamos permitir que así como así nos dejara sin tan siquiera despedirse, cosa que  nunca se la olvidaba. 

No olvidamos cómo en sus últimos acompañamientos en nuestras salidas de montaña, a pesar de no haber conseguido la forma óptima para desenvolverse, después de su intervención quirúrgica por su dolencias, no ponía ningún impedimento, y con el listón bien alto, se lanzaba a la práctica de lo que tanto la entusiasmaba, el montañismo, del tipo que fuera, con quien fuera y como fuera.

Casi desde su cuna, de humilde hogar, el destino la puso en su camino como arma de por vida el trabajo duro y diario. Su empeño en conseguir cuanto se proponía, y, una vez logrado, hacer las cosas bien, como ella sabía, hicieron de su labor diaria su herramienta de dignificación y valor humano. No se apocaba fácilmente ante las adversidades, antes bien, las plantaba cara con todo rigor y valentía.

Supo con la entereza que la caracterizaba, superar la falta de su esposo, y se enfrentó a la vida con su nueva situación con valentía y coraje. Fue un duro golpe moral, pero el apoyo sentido de sus hijos despertó en ella las grandes sensaciones de que la vida de familia tenía que continuar. Y así consiguió la satisfacción moral de salir adelante ella y sus hijos.

¡Cuántas veces, en el transcurso de nuestras andanzas por las montañas, nos daba infinidad de muestras de su abnegación, de su talante, de su compañerismo, de su entrega y de amistad profunda! No la faltaba un rasgo de voluntad para empujar al que veía que adolecía, acompañar al que sufría, alegrarse con el que reía y disfrutar con todos. Era su arrojo y motivación tanto que cuantos estábamos a su lado nos sentíamos tan influidos que olvidábamos todos nuestros problemas e incomodidades y acometíamos cualquier esfuerzo con su motivación.

Al recordar cómo comenzó sus andanzas con nuestro grupo, nos viene a la memoria, su enorme interés y su labor continua por integrarse. No cejaba en saber, en preguntar. Poco a poco fue logrando componer su equipo de montaña, ir completándolo, mejorándolo y, por su puesto, usándolo y disfrutando de ello. Se sentía muy orgullosa de los logros que había ido consiguiendo. Las dificultades técnicas iban desapareciendo y se mostraba muy orgullosa de cuánta experiencia la había llevado a los niveles que poseía. Las prácticas no le influían para nada, pues le daba lo mismo senderismo, trekking, escalada o nieve. Siempre que su trabajo se lo permitía, nos acompañaba; si por cualquier circunstancia los sábados no era posible, no perdonaba salir el domingo. 

Pero los enigmas de la vida son indescifrables. Cuando parecía que la vida más la sonreía, el destino humano fija el momento, se asoman los designios que agrietan el espíritu y adormecen el alma. Se corta el discurrir sereno y firme de la vida. Se nos muestra cruda y desleal la separación y se quiebra un espíritu de vivir. Se apaga una antorcha de vida, pero la luz de su pábilo aún nos seguirá iluminando y en el recuerdo habrá siempre un espacio para su intimidad.

Aquí nos dejas, Maruja, en este valle de lágrimas, sinsabores y penas. Te llevaste nuestra ilusión de mantenerte a nuestro lado por mucho tiempo. Y aunque el destino en su crudeza se muestra inefable, el cariño que siempre te tuvimos nos consuela y siempre te tendremos muy presente. Todos tus compañeros y amigos del Grupo 2000 y pico te recordaremos tal y como eras, tal y como te presentabas, ¡fantástica! En nosotros tu recuerdo será eterno.

¡Hasta siempre, querida Maruja!



Subida a Tresviso por el Picayu

Hoy martes 15 – 5 – 2012. Fernando, Juan Carlos y yo subimos a Tresviso desde San Esteban de Cuñaba, por el Picayu.
Hizo un día precioso de montaña, no hacia sol, algunas veces se ponía la niebla en las alturas, y comenzó a rosar cuando llegamos al coche.
                              Fernando Juan Carlos y Jelu en el mirador de
                              San Esteban
                            Flores en la subida del Picayu
                             Reponiendo fuerzas en la subida del Picayu
                                Agujas del Picayu
                                  Fernando subiendo el Picayu
                                     Juan Carlos subiendo el Picayu    
                                     Tresviso
                                Un Rapido del Rio Urdon
                                   Rio Urdon